Originaria de África, la jirafa está emparentada con cérvidos y bóvidos, pero pertenece a otra familia, los jiráfidos (Giraffidae), que comprende únicamente a la jirafa y su pariente más cercano, el okapi. Julio César indrodujo la primera jirafa en Europa traida de su campañas en Asia menor y Egipto donde conoció a Cleopatra. Sin tener en claro que animal era, los romanos la bautizaron cameleopardo, un cruce entre camello y leopardo, convirtiéndose en el nombre científico que se utiliza hasta hoy.
Las jirafas son famosas por su cuello largo, que les permite alcanzar las hojas más altas y tiernas de los árboles, y sus largas patas delanteras, que son mucho más largas que las traseras. La estructura ósea del cuello no difiere de la de otros mamíferos: no tiene vértebras extras, pero cada uno de los 7 huesos es más alargado. Además tiene unos pequeños cuernos, llamados ossicorns, los cuales están recubiertos por la piel.
Muchas otras pequeñas modificaciones de la estructura de la jirafa han evolucionado, especialmente en el sistema circulatorio. El corazón de una jirafa debe generar cerca del doble de la presión sanguínea normal de un mamífero de gran tamaño para mantener el flujo de sangre al tozuelo en contra de la gravedad. En la parte superior del cuello, un complejo sistema de regulación de la presión rete mirabile, previene el exceso de sangre en el cerebro cuando la jirafa baja su cabeza para beber.
Inversamente, los vasos sanguíneos en la parte inferior de las patas están bajo una gran presión. En otros animales, esa presión forzaría a la sangre a ser expulsada a través de las paredes capilares. Sin embargo, las jirafas tienen una gruesa capa de piel muy ajustada en sus extremidades inferiores, la cual mantiene la presión extravascular alta de la misma forma que un traje-g de un piloto.
El sonido que emiten gracias a sus enormes pulmones no es audible para el oído humano, ya que se comunican entre ellas y otros animales a través del infrasonido.
La lengua es de color negro, y es tan larga (unos 5 dm) que le permite usarla para limpiarse las orejas. Posee tres cuernos, dos laterales y uno central más pequeño (pueden ser hasta cuatro dependiendo de la subespecie), debido a un desarrollo excesivo de los huesos frontales y nasales. La boca es distinta de otros rumiantes: su labio superior no está hendido como el del camello, está recubierto de pelos y tiene una forma más aguzada. Tienen un ingenioso sistema que les permite abrir y cerrar, a voluntad, las fosas nasales. Esto les permite recubrir las cavidades olfativas para impedir la entrada de polvo, especialmente cuando el viento forma remolinos.
El pelaje es de color amarillo, sembrado de manchas bastantes grandes, de formato irregular y color pardo claro u oscuro, siendo las manchas del cuello y piernas más pequeñas. La parte inferior de las patas y el vientre es blanco y no presenta manchas.
Las jirafas viven en grupos de 20 a 30 ejemplares, casi todos jóvenes, ya que al envejecer buscan la soledad, no duermen más de 5 a 7 minutos seguidos, sumando una media de 2 horas de sueño al día y son capaces de correr a 60 km por hora.
La gestación de una jirafa dura entre 14 y 15 meses; nace una sola cría. La madre da a luz de pie y el saco embrionario se rompe cuando el bebé cae al suelo. Las jirafas recién nacidas miden cerca de 1,8 m y pesan aproximadamente 50 Kilos. A las pocas horas de haber nacido, las crías pueden correr y no se distinguen de una cría de una semana de edad. Durante las dos primeras semanas pasan la mayor parte del tiempo recostadas, resguardadas por su madre. Mientras que las jirafas adultas son demasiado grandes para ser atacadas por la mayoría de los depredadores, las más jóvenes pueden ser presa de leones, leopardos, hienas y perros salvajes. La cría se vuelve independiente alrededor de los 18 meses y se alimenta de la leche materna hasta esa edad. Sólo del 25 al 50 por ciento de las jirafas llegan a la edad adulta; aquellas tienen un promedio de vida de entre 20 y 26 años.
El régimen alimenticio de la jirafa concuerda con su físico; come las hojas de los árboles para lo cual le sirve su larga lengua. Las que viven en el sur de África prefieren las ramas y hojas que tienen espinas. Cuando se nutre con alimentos frescos y jugosos puede permanecer mucho tiempo sin agua, pero en las épocas de sequía recorre varios kilómetros para beber en las lagunas pantanosas o en las charcas. El alimento favorito de la jirafa es la Acacia, árbol que crece en la sabana africana, siendo un animal altamente selectivo en lo que come cuando tiene alimento para elegir. A pesar de esto en caso de necesidad no tiene problema en adaptarse a otros alimentos. También consume otro tipo de árboles así como hierbas. Para beber agua y alimentarse con hierbas la jirafa debe agacharse lo que la coloca en una posición vulnerable.
La lengua de la jirafa así como su aparato digestivo adaptado le permite alimentarse con vegetales espinosos, los cuales digiere sin ningún tipo de problema. Las jirafas pasan entre 16 y 20 horas al día alimentándose y pueden hacerlo durante la etapa más calurosa del día cuando tiene crías, ya que los depredadores a esa hora están inactivos. Pueden llegar a comer 65 kg de vegetales. La jirafa, al igual que las vacas, es un animal rumiante cuenta con 4 estómagos y su digestión es similar a la del resto de los rumiantes (la digestión toma un tiempo relativamente largo).
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